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Hábitos de alimentación y sueño del niño
17 marzo, 2016
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Bienvenidos a una nueva entrada del Blog de Psicología de Sus Pequeños Pasos!

Hoy os propongo una nueva entrada en la que abordar ciertas dificultades que a menudo preocupan a muchos padres: los problemas en los hábitos de alimentación y de sueño del niño.

Es un tema que salió en el último taller y que suscita mucho interés. De hecho a menudo con la llegada de un bebé, el entorno nos pregunta ¿y qué tal come?; ¿y qué tal duerme? Y parece que si a ambas preguntas respondemos con un “muy bien”, podemos considerarnos unos padres la mar de afortunados.

A veces hay bebés que ya desde muy pequeños presentan dificultades en estos ámbitos, y estos problemas se mantienen en etapas posteriores.

A continuación voy a plantear una serie de preguntas sobre las comidas y el sueño de vuestro niño:

  • ¿Las horas de las comidas son problemáticas y una lucha continua agotadora?
  • ¿te preocupa la excesiva lentitud de tu hijo a la hora de comer?
  • ¿acepta un repertorio de alimentos muy limitados y no le puedes sacar de “sota, caballo y rey”?
  • ¿insiste en que se le dé de comer cuando podría hacerlo solo?
  • ¿la pérdida de apetito no es sólo debida a que el niño se encuentre enfermo?
  • ¿no quiere dormir solo?
  • ¿siempre quiere dormir en la cama de los papás?
  • ¿no es capaz de conciliar el sueño de manera autónoma y necesita de la presencia del adulto para poder quedarse dormido?
  • ¿tiene pesadillas muy a menudo?

Si has respondido afirmativamente a alguna de las anteriores preguntas, tranquilo, no estás solo. Estas dificultades están entre las quejas que los papás más a menudo verbalizan sobre los problemas de los niños para comer y dormir en edades tempranas. Son algo muy común.

La buena noticia es que aunque desde el llamado “modelo médico”, muchos de los problemas psicológicos o conductuales se acaben denominando “trastornos”, en realidad no son propiamente trastornos ni enfermedades. Verlos desde esa perspectiva nos llevaría a una excesiva “psicopatologización” de los problemas de la vida cotidiana. Son dificultades o problemas, que aunque efectivamente pueden ser muy disruptivos y molestos y crear gran interferencia en la vida diaria, en su mayoría la explicación causal se reduce a una mala adquisición de hábitos, es decir, a un mal aprendizaje.

Los niños pequeños deben aprender muchas cosas, que aunque a los adultos no nos parezcan difíciles, o las demos por hecho, para ellos suponen un aprendizaje ya que “nadie nace aprendido”. Desde la perspectiva adulta nos puede costar entender que a dormir o a comer “se aprende”, pero no deja de ser un hábito más que aprender al igual que puede ser lavarse las manos antes de comer o los dientes después o que se duerme en una cama. Es por ello que he comenzado la entrada hablando de “hábitos” de alimentación y de sueño, y he utilizado adrede esa denominación.
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foto: Carla Peroni
 
Pero, ¿qué es un hábito? Desde el punto de vista psicológico, un hábito es cualquier comportamiento repetido regularmente y que es aprendido, es decir, no se hereda, nadie nace con ellos, se adquieren. Por tanto, comer y dormir entrarían dentro de esta categoría, ya que es algo que realizamos diariamente y que debemos aprender. Ahora bien, como en cualquier aprendizaje, hay personas que aprenden más rápidamente y con mayor facilidad y personas con menos. Además a veces aprendemos de manera errónea o nos condicionamos inadecuadamente y es necesario por tanto primero “desaprender” los malos hábitos instaurados. La buena noticia es que todo lo que no es innato, se puede aprender y es susceptible de ser modificado y mejorado. También se aprenden las rutinas, los límites y las pautas ordenadas. Tenemos margen de actuación e intervención. Cada persona suele moldear continuamente su forma de ser y actuar de acuerdo con las influencias que recibe del medio que le rodea, principalmente el medio social. Por tanto, como los padres y profesionales somos parte de ese ambiente social, podremos influir en la adquisición de hábitos adecuados en nuestros hijos. Evidentemente siempre es mejor no coger un mal hábito y tener luego que desaprenderlo, y por tanto siempre es mejor prevenir y comenzar instaurando directamente el adecuado. Pero incluso si ya el mal hábito se ha instaurado, se puede cambiar. Para eso los padres estaremos acompañándoles en todos sus pequeños pasos y aprendizajes.

En el próximo taller que os propongo, trataremos en profundidad sobre estos dos temas y daremos pautas generales pero concretas y específicas de actuación para la buena adquisición de hábitos de alimentación y sueño, ambos completamente imprescindibles para el correcto desarrollo del niño.

También habrá una parte práctica, en el que cada uno de los participantes podrá exponer su situación personal en el tema que nos ocupa, y le intentaremos dar pautas directas y personalizadas de actuación.

 
Dra. Ariadna de la Vega Castelo

 
 
foto de portada - Peter Galbraith

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